top of page

Renacer

  • Vanesa
  • 23 ago 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 23 ago 2020

Hacía algún tiempo que había comenzado un proceso, de varios años, para conocerme a mi misma.


Después de mucha dedicación, me di cuenta de que mi gran problema era esa relación tóxica que nos unía. Me hacía estar estancada y no me dejaba crecer.

Supongo que todo este proceso, y en una situación muy puntual, aún no se como, abrí así los ojos, después de tanto tiempo...


Supongo que sus palabras no fueron las mas acertadas a primera hora de la mañana, las recuerdo aún como si fuera ayer, me dolieron tanto que decidí que no podía aguantar ni un día más así. Desde que salieron esas preciosas palabras por su boca, me di cuenta de que ya no nos gustábamos, no nos amábamos, ni nos cuidábamos. ¿Cuándo había cambiado nuestra relación delante de mis ojos? y no había sido capaz de verlo!


Habíamos pasado a ser una preciosa costumbre del día a día, que mas que llenarme vacíos, me pesaba, me anulaba y me impedía cumplir mis sueños. El primer mes lloré todos los días, era tan grande el dolor... Sentía que al irse me arrancaban el corazón de la caja torácica. Me impedía respirar la ansiedad y el llanto, parecía que el corazón estaba inquieto como si se me saliera por la boca con cada sollozo.

Era tan grande el hueco que dejaba que sentía como si hubiera perdido un miembro de mi cuerpo. Estaba en todas partes en el olor de mis sábanas, en los maullidos de los gatos, en el bar donde bajábamos a desayunar. Las noches se hacían largas y gélidas en esa cama de 1.50 sin sus abrazos.


Al final es verdad el dicho, de que no hay mal que 100 años dure. Así, poco a poco, el tiempo fue poniendo las cosas en su lugar. Él, poco a poco, dejó de invadir mi mente y empezó a estar en el pasado. Pasito a pasito empecé a jugar un papel importante en la película de mi vida, por primera vez, la protagonista era yo.

Esto marcó un antes y un después, fui aprendiendo a hacerme cargo de mis necesidades, conocerme más, dejarme llevar disfrutar de los pequeños placeres de la vida, comencé a organizar un plan de vida. Me senté como hago siempre con mi cuaderno y mi boli, no me levanté hasta que había ideado un plan.


Ya me encontraba en el camino, en el que, me permitía soñar, haciendo mis sueños, metas, y mis metas sueños cumplidos. Ya me veía en Tailandia trabajando de instructora y disfrutando esas aguas cristalinas que no podrían ocultar ningún ser, sin ser visto antes.

Me sentía libre, no dependía de nadie, podía hacer lo que quisiera sin dar explicaciones. El buceo era algo mío y de nadie más, había comprado el material y había pagado los cursos sin ayuda, había viajado sola. Cosas impensables para mi en un tiempo atrás.


1 Comment


Elena Moreno Morales
Elena Moreno Morales
Jun 07, 2021

Enhorabuena Vanessa. A por todas, ahora si que si, imparable!

Like

Formulario de suscripción

  • facebook
  • instagram

©2020 por Vanesa y su mochila. Creada con Wix.com

bottom of page