
Sueños rotos
- Vanesa
- 1 ene 2021
- 4 Min. de lectura
Me encontraba en el aeropuerto una vez más, en el último día del año yendo a mi próxima aventura. Allí estaba en un día gélido, que lo único que me producía era una incitación a taparme y a que no se me viera ninguna parte de mi cuerpo. Después de una eterna escala en Düsseldorf por fin llegué a Marsa Alam. Allí estaba esperándome un taxi para llevarme a mi nuevo hogar.
Ese día no pude visitar nada, ni celebrar el año nuevo como se merece. mi cansancio y las circunstancias no eran para eso. Me acosté deseando que llegara el día siguiente y empezar mi vida allí.
Amanecí como desorientada no reconocía donde estaba, hasta que me situé, estoy en Egipto. Había quedado en encontrarme con el dueño y con el jefe del centro de buceo. El dueño me pareció un hombre honesto y muy respetuoso. Mi jefe me transmitió desde le primer minuto una sensación de desconfianza, supongo que el que pareciera que tuviera rayos x en los ojos, me produjo una sensación de inseguridad.
Así fueron sucediendo los días en los que mi jefe y yo fuimos intimando mas, dado que era con la única persona con la que me relacionaba. Comenzamos a poner en orden papeles, a organizar el centro de buceo, necesitaba muchas cosas ya que era un centro nuevo. Me mostré relajada desde el primer momento, al final éramos compañeros del trabajo.
Hasta que un día me levanté y empecé a preguntarme porque estaba empezando a usar la ropa mas ancha y mas horrible que tenía. Como había dejado de cuidar mi imagen, me paré por un momento a reflexionar.
Esa necesidad tan imperiosa de taparme de que no quería que se me viera ni un hombro, estaba haciendo mella en mí. Sus miradas que comenzaron como unos rayos x, se habían convertido en algo perverso, cuanto mas días pasaban menos disimulo tenía. Poco a poco parecía que cada mirada, cada gesto, cada sonrisa enmascarada de deseo, iba empequeñeciéndome más y más, hasta querer tapar cada rincón de piel frente a él.
Poco a poco el fue cogiendo mas confianza y comenzó con las insinuaciones. La primera me pillo como se suele decir a tras pie, me quedé sorprendida y sin querer ver la gravedad y la veracidad de los hechos acontecidos.
Mi mente se bloqueó por algunos segundos por sus insinuaciones y su juicio por mi. Que manifestó de forma directa sin haberle invitado a entrar en esa parte tan íntima de mí.
En ese momento sentía que caía por un precipicio, había algo que se había roto, era mi sueño de estar allí, resultó de ser una aventura a un calvario.
Al final estoy segura de que algo hice para incitarle ¿será mi belleza? ¿mi cuerpo? ¿mi ropa? ¿mi manera de expresarme? Ahí estaba en el suelo, con las rodillas en el pecho, las manos tapándome la cara y con lágrimas cayendo por mis mejillas. Con cada lágrima que brotaba de mis ojos, se iba desvaneciendo mi sueño, mi oportunidad y cada vez estaba mas cerca de ver la realidad. No quería verlo, el trabajo me gustaba, el buceo era impresionante, los compañeros se mantenían amables conmigo. Era yo o era él lo que estaba fallando.
Trataba de analizar mis conversaciones con él, estaba segura de que algo había hecho mal, pero ¿el qué?
Desde el día que empezó con las insinuaciones ya no paró, aunque empequeñecida por la situación del desamparo en un país que desconoces, donde el papel de la mujer en esa sociedad es secundario... Me armaba de valentía y mas del 90% de las veces que se insinuaba recibía una clara negativa pero daba igual el no quería escucharme, solo quería hacer aquello que hiciera. Destruir mi autoestima, abusar de mi, negar mi participación en la empresa.
Solo se que me levantaba con miedo de lo que pudiera pasar en ese día. Habían avanzado muy rápidamente los hechos en tan sólo 15 días y me encontraba ya en esa situación. Por suerte o por desgracia, un familiar suyo había fallecido por lo que tuvo que ausentarse del trabajo unos 10 días en los que decidí organizar de nuevo mi vida.
Por una parte, pensé en buscarme otro centro de buceo de allí, pero la realidad que vivía dentro y fuera del trabajo era similar. En varias ocasiones de camino al gym me encontré con una moto que me siguió dos cuadras, un hombre que a plena luz del día a las 3 de la tarde me siguió durante algunos minutos hasta que me enfrenté a él de forma directa. Era yo estaba claro algunos amigos me lo decían que me pasaba por ser rubia, por ser guapa, era exótica en ese país. Estaba claro algo había hecho yo, no podía suceder esto porque si...
Cada día me empequeñecía, el salir del resort era como un acto de valentía, el ir a trabajar y ver la cara de mi jefe, era parte del juego que estaba viviendo allí, una pesadilla que parecía no terminar nunca. Fue difícil tomar ciertas decisiones, sobre todo cuando mas perdida me sentía, cuando construí un castillo de ilusiones para un nuevo destino, cuando el trabajo era genial y el buceo mejor. Al final, con el corazón en un puño decidí que no iba a volver a pasar por algo parecido y decidí reinventarme de nuevo.
Un fracaso, un nuevo destino, con las pocas energías que me quedaban volver a empezar de 0.
Comments